Seguramente uno de los problemas principales del relevante rechazo que está sufriendo la obligatoriedad de ser propietario de una baliza V16 a partir del próximo 1 de enero viene por la falta de información y concienciación que se ha ofrecido sobre la misma.

Cada vez que se pone en marcha una nueva norma requiere que exista previamente una información suficiente para que la misma sea aceptada pacíficamente por el conjunto de la sociedad. Y en el caso de la baliza V16 ha faltado esa pedagogía previa sobre los beneficios de su uso. No hay nada peor para un español que nos quieran imponer algo “porque sí”.
Ha faltado explicar que, durante muchos años, desde que es obligatorio el uso de los triángulos, se sabe por las estadísticas oficiales que existen numerosos fallecidos y heridos que, al tener una avería o un accidente en carretera convencional, autovía o autopista, bajan de sus vehículos, se convierten en peatones y son atropellados por otros vehículos que circulan por la misma vía.
Ese es el verdadero fundamento de la baliza V16: evitar atropellos y por tanto fallecidos y heridos que al bajar de su vehículo son atropellados.
Desde CEA consideramos que la baliza V16 es algo positivo que sin duda va a ayudar a reducir los fallecidos por accidentes de tráfico.
Pero también creemos que probablemente esta baliza V16, que los primeros modelos no estaban conectadas con la DGT y que muchos automovilistas compraron, debería ser en esta nueva versión de baliza conectada de carácter voluntario y no obligatorio.
Por supuesto recomendamos disponer de la baliza V16 conectada con la DGT ya que esta conexión lo que va a facilitar es que un vehículo averiado o accidentado pueda ser informado por aplicaciones que todos usamos, como son el caso de Waze o Google Maps, y ayude a avisar a otros conductores y prevenir accidentes.
Desde CEA respetamos la normativa y pedimos que se respete, por tanto que se disponga de la baliza V16, pero también creemos que la voluntariedad de su uso debe prevalecer y que no disponer de este elemento de seguridad vial debe implicar que haya un periodo prolongado, al menos de un año, en el que no se sancione no disponer de la misma.
Rafael Fernández-Chillón. Presidente de CEA


